Para nosotros, el teatro es un juego que, como en la vida, está lleno de espejos. Es un espacio y un tiempo en el que presentarse y representarse, que nos predispone de forma natural hacia el descubrimiento de lo que somos. También es un escenario de comunicación y construcción con el otro, donde aprender de los conflictos y apoderarnos como personas, dentro de un colectivo que sale beneficiado.
En nuestras representaciones abordamos el conflicto para observarlo desde distintas miradas. Lo llevamos a escena para saber cuáles son todos los personajes que forman parte de él y, interpretándolos, entender cuáles son sus realidades.
Se abre y se cierra el telón, se repite de nuevo la función. El conflicto es mostrado por, entre todos, ver el nudo desatado.